La imagen capturada por Elizabeth, presentada al concurso de fotografía de la Carrera de Abogacía: “Enfoque Jurídico. Derecho a un ambiente sano”, es un testimonio visual que nos invita a reflexionar sobre el derecho a un ambiente sano y el futuro de las próximas generaciones.
Somos varios los que tenemos la dicha de recordar algún momento de alegría en una plaza, tomados de la mano de un ser querido, recorriendo un lugar pensado para el juego y la creatividad infantil, en el que cada rincón era una invitación a explorar, a reír y a dejar volar la imaginación. Hoy, sin embargo, lo que debería ser un refugio para la niñez, un espacio para correr y soñar, se ve muchas veces interrumpido por la presencia de basura. Este detalle rompe con la magia del lugar y lo transforma en un sitio inseguro, donde el entorno contaminado pone en riesgo tanto la salud como la libertad de disfrutar plenamente de la infancia.
El juego, reconocido como un derecho fundamental de los niños, según la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, debe desarrollarse en un entorno seguro, limpio y saludable. La presencia de residuos en un parque no es solo un descuido; es una violación a este derecho básico. Un ambiente contaminado no solo pone en riesgo la salud física de los más pequeños, quienes quedan expuestos a enfermedades y peligros, sino que también les niega la posibilidad de disfrutar plenamente de los espacios que por derecho les pertenecen.
Este escenario nos invita a reflexionar profundamente sobre la responsabilidad que tenemos como sociedad. El artículo 41 de la Constitución Nacional Argentina no solo garantiza a todos los habitantes el derecho a un ambiente sano, sino que también nos impone el deber de preservarlo para las generaciones futuras. Los niños, como herederos de este planeta, tienen derecho a crecer en un entorno que promueva su bienestar, donde puedan jugar, correr y explorar sin los obstáculos de la contaminación y el deterioro ambiental. La Ley de Política Ambiental Nacional, ley 25.675, al establecer principios como el de equidad intergeneracional nos recuerda que es nuestra responsabilidad cuidar estos espacios públicos, que son tanto un refugio para la infancia como un bien común de todos.
Además, esta imagen refleja un problema que trasciende lo local. En el ámbito internacional, documentos como la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, subrayan que los seres humanos tienen derecho a una vida digna y saludable en armonía con la naturaleza. La degradación de los espacios públicos, como esta plaza, nos llama a actuar conforme a los principios de sostenibilidad y responsabilidad ambiental que promueve la Agenda 2030 de la ONU. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, particularmente el ODS 11, nos instan a crear ciudades y comunidades más inclusivas y seguras, donde todos, y especialmente los niños, puedan disfrutar de un entorno limpio y saludable.
En este llamado a reflexionar, a enfocarnos en el derecho a un ambiente sano nos interpelamos:
¿De qué forma los hábitos individuales contribuyen a la protección o degradación del medio ambiente?
¿Cómo podemos hacer efectiva la participación ciudadana en la protección de los espacios públicos y el derecho a un ambiente sano?
¿Cuál es el rol del sistema educativo en fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia el medioambiente?
Resulta apremiante que, desde el ámbito jurídico, desde las políticas públicas y desde la comunidad, se implementen medidas que no solo sancionen a quienes dañan el medioambiente, sino que también promuevan la educación ambiental y el cuidado de los espacios comunes.
La niñez tiene derecho a crecer en un entorno que fomente su bienestar y su felicidad. Este es el desafío que la fotografía nos plantea, recordándonos que un parque limpio y seguro no es solo un deseo, sino un derecho fundamental que debemos garantizar, hoy y siempre.
Desde la Facultad de Ciencias Jurídicas agradecemos profundamente a todos quienes han participado en este concurso, en especial a: Marina Belén Bravo (2do. premio), Dino Adriano Alvarisqueta (3er. premio) y destacamos también las producciones fotográficas de Abigail Miño, Emanuel Alejandro Barraza, Gabriela Fantini, Fernando Ariel Andrada, Liliana Alejandra Soria, Augusto López Vizgarra y Patricia More.
Gracias a quienes integraron conmigo el jurado: Francisco Caporiccio, Presidente de Ciclos “Así de Simple”, Asociación Civil dedicada a la sensibilización, aplicación y/o capacitación en Agenda 2030 y Objetivos de Desarrollo Sostenible y a Sofía Varacalli, fotógrafa y diseñadora gráfica, docente en la Universidad de Buenos Aires y en laUniversidad Torcuato Di Tella.
¡Los esperamos en el Concurso de Fotografía 2025!
Dra. Paula C. Sardegna
Decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Argentina John F. Kennedy