Esta efeméride surgió a partir del año 2000 por iniciativa de la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujer (WWSF, por sus siglas en inglés) en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ante las alarmantes cifras, se lanzó la propuesta para que cada 19 de noviembre se instituya un día de reflexión que contribuya a fortalecer las acciones necesarias para la prevención del abuso sexual. Desde el ámbito jurídico-forense el abuso sexual constituye un delito contra la integridad sexual. Es novísimo en su tratamiento legal. Viejísimo, en cambio, desde el punto de vista de su ocurrencia. El fortalecimiento de los Derechos Humanos desde el punto de vista social y político, permitió tomar conciencia acerca de que el abuso sexual viene afectando a una incalculable cantidad de víctimas desde siempre, en todo el mundo y la mayoría de ellos, no siempre denunciados ni judicializados, ocurren en el ámbito intrafamiliar. Desde el ámbito clínico el abuso sexual es una irrupción de la sexualidad de un sujeto sobre otro menor en edad, fuerza o jerarquía; lo cual constituye un violentamiento de los acúmulos de la energía vital que un sujeto dispone para estar-en-el-mundo. Esta definición se halla en consonancia con el National Center of Child Abuse and Neglect (NCCAN) adoptada por la literatura internacional: “comprende los contactos e interacciones entre una persona menor de edad y una persona adulta, cuando esta última lo hace para estimularse y satisfacerse sexualmente. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona menor de edad, cuando es significativamente mayor que la víctima o cuando el agresor está en una posición de poder o control”. La Educación Sexual Integral (ESI) está íntimamente relacionada con la Prevención del Abuso Sexual en Niñas, Niños y Adolescentes ya que se establece entre ambas una relación preventiva porque, una ESI bien aplicada y en todos los niveles educativos, se convierte en una herramienta fundamental para terminar con el abuso sexual. La ESI es un proceso continuo que se inicia en la vinculación con los referentes más significativos de la infancia y la niñez, y va consolidándose acompañando los cambios de la adolescencia, la adultez y la vejez. Gracias a la ESI niñas, niños y adolescentes aprenden a diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos, además de identificar situaciones de violencia, asimetría de poder y no consentimiento. Al aprender a conocer su cuerpo y cómo cuidarlo pueden manifestar los casos de abuso y denunciar a quienes los vulneren. En ese sentido, todos tenemos la responsabilidad de sembrar prevención transmitiendo con claridad que la población infantojuvenil tiene derecho a vivir una sexualidad armónica y saludable.
Un compromiso global. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Cada objetivo tiene metas específicas que debieran alcanzarse antes de 2030. Las metas vinculadas con la Prevención del Abuso Sexual en Niñas, Niños y Adolescentes son: meta 5.2 “eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y niñas en las esferas públicas y privadas, incluida la trata y la explotación sexual y de otro tipo”; y meta 16.2 “poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas formas de violencia y tortura contra los niños”.
Recurso Línea 102 es una línea telefónica gratuita con alcance nacional para la atención de consultas relativas a casos de Abuso Sexual en Niñas, Niños y Adolescentes, disponible las veinticuatro (24) horas de todos los días del año.
Nuestro compromiso desde la Universidad John F. Kennedy es mancomunar esfuerzos para visibilizar, prevenir y erradicar el Abuso Sexual en Niñas, Niños y Adolescentes.
Prof. Marcelo Della Mora
Facultad de Ciencias Psicológicas
Universidad Argentina John F. Kennedy