Estimadas autoridades, docentes y queridos estudiantes: Hoy, 10 de octubre, día de la Salud Mental me han encomendado realizar una reflexión al respecto.
Nuestra universidad, en cuanto a nuestra profesión, se distingue en que forma de una manera multiculturalmente sensible a nuestros estudiantes. Esto está planteado desde los años 90 y tomado por nuestra institución como una premisa. Nuestro Código de ética toma la idea de trabajar con todas las personas partiendo de esta postura y reforzando que cada ser tiene una realidad social, cultural, económica y singular por sobre todas las cosas. Nuestra intención en que la formación brindada apunte a que revisemos y respetemos dichas singularidades.
Si bien somos una universidad con valores que nos distinguen en la formación profunda en determinadas áreas, hoy nos detenemos y más allá de lo académico pensamos nuestro rol como sensibilizadores en la necesidad de que la salud mental sea parte integral del bienestar general, intentando dejar la patologización para acercarnos a los individuos y trabajar para ganar dicho bienestar.
Como institución conocemos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y los adoptamos como propios para volcarlos en cada uno de los espacios curriculares. De estos podemos considerar que varios nos implican directamente en nuestras áreas y en las futuras áreas de desempeño de nuestros estudiantes.
La ODS 4 habla de educación de calidad. Esa es nuestra meta como docentes, que nos lleva a actualizarnos a cada uno en nuestros campos para poder transmitir nuestra labor diaria en las aulas. Nuestra universidad se distingue en este campo, nuestros docentes trabajan en las temáticas que vuelcan en sus clases, sin descuidar las teorías que sostienen a nuestros saberes.
Por otro lado, la ODS 5 que refiere a la igualdad de género está representada en todos los espacios en los que formamos sobre perspectiva de género y diversidad, así como en la ODS 10 que nos involucra desde la psicología social y comunitaria para reducir las desigualdades.
Podría continuar pero estos ejemplos, infiero, nos representan en relación a lo que nuestra profesión interviene en estos objetivos y en la formación áulica sobre ellos.
Me despido deseando que todos recordemos el motivo por el cual decidimos elegir ser agentes de salud en cualquiera de los campos en los que trabajemos y que nunca perdamos esta identidad que nos llevó a dedicar nuestra vida a trabajar en función del bienestar del otro. En cuanto a mis queridos estudiantes, a quienes tratamos de sensibilizar multiculturalmente, mi mensaje es que nunca dejen de ver la diversidad en la que nuestra sociedad está inmersa. Que ese bienestar del que hablamos al referirnos a la salud mental los tenga comprometidos en la situación particular de cada persona con la que trabajen, considerando todas sus condiciones, los posibles síndromes regionales y que cada uno a su forma pueda hacer docencia acerca de la necesaria aceptación de la salud mental como derecho humano fundamental.
Prof. Dra. Sandra Sohaido
Jefa de Departamento
Prof. Asociada
Facultad de Ciencias Psicológicas
Universidad Argentina John F. Kennedy
