Dia de la ciencia para la Paz y el Desarrollo:
En búsqueda de una brújula ética
“Por medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta. Un mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino enriquecerlo”
Mario Bunge
El 10 de noviembre se consagra a la vinculación entre la ciencia, la paz y el desarrollo, impulsado por el ODS 16 consagrado a impulsar la paz mundial. Albert Einstein decía que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, por lo cual aún la humanidad debe bregar por entender al desarrollo científico como una forma de cooperación global, tanto pública cuanto privada, y como un modo de construcción de la utopía del conocimiento universal.
La ciencia, ese conjunto de conocimientos comprobables que existen sobre determinada temática, o el acervo humano sistematizado sobre una problemática, puede consagrarse a fines tan opuestos como preservar la vida o expandir la muerte. Este es el caso paradigmático de la energía atómica que puede utilizarse tanto para tratamientos médicos aplicados a la lucha contra el cáncer o a la propagación de armas de destrucción masiva.
En 2024, el premio Nobel de Física otorgado por la Real Academia Sueca de las Ciencias fue adjudicado a los profesores John Hopfield y Geoffrey Hinton quienes sentaron las bases para el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales, aspecto clave para el desarrollo de la inteligencia artificial: que las maquinas aprendan. La IA es una verdadera revolución científico-tecnológica y nos expone a nuevos espejos de representación social que no están exentos de los sesgos de raza, genero, cultura y creencias de quienes la programan. Lejos de las reacciones ludistas de comienzos de la primera revolución industrial, que rompían las maquinas a vapor ante el temor de que reemplacen a los trabajadores, pareciera haber una aceptación general complaciente ante este nuevo “agente” de generación de conocimiento.
En épocas de preeminencia de la inteligencia artificial, más que nunca, la ciencia debe ejercer su rol de vigilancia epistemológica ante las fake news y los potenciales sesgos cognitivos. Resulta menester encender las alarmas ya que, si bien la IA puede realizar aportes sustantivos a los procesos involucrados en las investigaciones, también puede sesgarlas. La ciencia, con todas las herramientas tecnológicas disponibles, necesita hoy una brújula ética.
Desde la Universidad Kennedy, en el marco de su sesenta aniversario, orientamos la docencia y la investigación hacia el desarrollo del bien común mediante educación de calidad guiados por los valores humanistas que inspiraron a sus fundadores y que nos orientan, como un norte, en nuestra labor cotidiana.
Dra. María José Nacci
Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Universidad Argentina John F. Kennedy