Cada año el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en un crisol de emociones y determinación, un día impregnado de significado, memoria y futuro. Es una fecha que trasciende las fronteras, congregándonos en un propósito común: reconocer y valorar la lucha histórica de las mujeres por la igualdad, la justicia y los derechos humanos.
Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han desempeñado un papel fundante en la construcción de una sociedad más justo y equitativo. Sin embargo, nuestro potencial ha sido limitado por prejuicios y estereotipos. En este espacio de encuentro y solidaridad, afirmamos con fuerza que somos mucho más que esos roles predefinidos. Somos líderes, científicas, artistas, activistas, madres, hijas, hermanas, amigas. Somos la fuerza que impulsa el cambio, la voz que clama por la justicia, la esperanza que genera un futuro mejor.
En esta jornada, se rinde homenaje a cada una de las mujeres que nos precedieron, aquellas que dedicaron incansablemente sus esfuerzos a la lucha por nuestros derechos, desafiaron el statu quo y allanaron el camino para las generaciones futuras. Su valentía y determinación son nuestra inspiración y legado, por eso, cada Día de la Mujer simboliza el recorrido histórico emprendido para mejorar la vida de todas las mujeres y los hombres.
Al mismo tiempo, debemos reconocer que aún queda mucho por hacer para que las mujeres y las niñas puedan ejercer plenamente sus derechos. La lucha por la igualdad de género no es solo nuestra responsabilidad, es una responsabilidad compartida por toda la humanidad. Debemos trabajar mancomunadamente para derribar las barreras que nos separan, para construir un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, gocen de las mismas oportunidades y garantías.
Las mujeres nos encontramos unidas por lazos invisibles pero irrompibles, celebrando con orgullo los logros alcanzados, honrando la resistencia y renovando el compromiso ante los desafíos pendientes por la causa de la equidad y la emancipación. Sin embargo, resulta sorprendente que, tratándose de la mayoría plena de la población argentina (52,8 %), y más allá de sus elecciones afectivas, aún se alegue que es un problema de minorías. Este hecho resalta la necesidad urgente de acciones constantes y decididas para abordar las desigualdades arraigadas en nuestra convivencia, no como problemas periféricos, sino como cuestiones fundamentales que nos impactan a todos. Pero también se requieren cambios culturales profundos en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
En este Día Internacional de la Mujer, renovamos nuestro compromiso de continuar adelante con este propósito común que atraviesa a toda la humanidad. Persistiremos hasta que cada mujer y niña pueda vivir libre de violencia, discriminación y opresión, hasta que se reconozca y valore plenamente el aporte de las mujeres en todas las esferas de la sociedad, y hasta que el mundo sea verdaderamente igualitario y justo para todas las personas.
Celebramos la belleza y la diversidad de nuestras voces, nuestras historias, nuestras luchas y reafirmamos nuestra determinación de avanzar unidas hacia un futuro más luminoso y equitativo para todas las mujeres del mundo.
Mg. Gabriela Bukstein
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Universidad Argentina John F. Kennedy