Recordar la vida y la obra del Dr. Mario A. Coscio, en ocasión de su fallecimiento el 24 de abril pasado, no es una formalidad para el Consejo Directivo de la Asociación Civil ni para la Comunidad Educativa de la Universidad Kennedy, sino un acto de justicia y de reconocimiento a una trayectoria ejemplar en la vida de la Institución.
En el camino a cumplir los 60 años de la Universidad, recordamos hoy a quien acompañara sin descanso y sin renuncios con singular lealtad y entrega, a su desarrollo, crecimiento y consolidación.
Mario Coscio, junto a su hermano, Walter Coscio, entrecruzaron sus vidas, proyectos y aspiraciones, con el proyecto de la creación de una nueva universidad, privada e innovadora que Miguel Herrera Figueroa y Pedro R. David venían pergeñando desde tiempo atrás. Era 1963 y se integraron al proyecto. Ese fue el comienzo de la extensa y rica trayectoria de Mario Coscio en la Universidad Kennedy, que sólo cesó cuando sus avanzados años pidieron descanso.
Su formación de base en la Psicología se vio prontamente influenciada por el pensamiento de Herrera Figueroa, a quien consideró siempre como su Maestro, acompañándolo, hasta el final, como su discípulo, guía y amigo. Desde esa perspectiva, Mario colaboró en el desarrollo de la Escuela de Psicología, con su corazón y su saber, desde los primeros momentos de su creación.
Prontamente Mario Coscio demostró sus particulares dotes en la gestión educativa, conduciendo la Escuela del primer año común a todas las carreras (ECAT) que la Universidad implementó desde sus inicios.
A medida que la Institución crecía y se diversificaba la oferta, Mario Coscio no sólo acompañaba las nuevas propuestas, sino que desarrollaba su especial carisma en la guía y estímulo de los docentes.
Su paciente y persistente tarea de transmitir a los nuevos estudiantes, como así también a los nuevos docentes y autoridades académicas y administrativas, los principios fundantes de la Universidad, su organización y sentido, lo afianzó como sólido referente institucional, internamente y en el medio universitario.
A través de los años, Mario demostró ampliamente su talento y capacidad para la mediación. Fiel partidario del diálogo y de la buena escucha, la Institución pudo contar con su valiosa colaboración en resolución de conflictos, en los procesos de cambio y sus resistencias, en las crisis de crecimiento.
La actitud positiva, ponderada y generosa era una constante en la conducta de Mario: buscaba alternativas, era juicioso en sus acciones y apuntando siempre al beneficio de la Universidad por encima de su persona. Así lo demuestra la diversidad de funciones que cumplió en la Universidad con generosa colaboración y sencillez, sin descuidar la búsqueda de la calidad académica.
Mario Coscio compartió su vida entre su familia: su esposa, hijos, nietos y bisnietos y la Universidad Kennedy, su “familia kennediana”, como él la llamaba. De esta conjunción abundan anécdotas y nos quedan, para ambas familias, el testimonio de su vida, que celebramos y agradecemos, quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y también quienes seguirán gozando de los beneficios de sus obras.
Dra. María Elisa Herren
Consejo Directivo
Asociación Civil Universidad Argentina John F. Kennedy
